domingo, 23 de mayo de 2010

La gata sobre el tejado de zinc caliente


Hace poco releí esta gran pieza de teatro, de Tennesse Williams. Poco hay que decir, puesto que gente muy sesuda, de esa que fuma en pipa y viste cazadoras con coderas ya ha analizado cada una de las frases de esa obra maestra.
Únicamente me gustaría recomendar, a todo aquel que no la haya leído, que lo haga. Se le muy rapidito, es muy sencilla. Y a la vez terriblemente compleja.
El argumento es el siguiente, grosso modo: América profunda de nuevo. En una gran mansión agrícola convive el patriarca, enfermo terminal, pero que no se resigna a morir, su idiota mujer, su hijo y su mujer. El hijo es un borracho, pero no de esos que "se emborracha, le mete ficha a todas y dice una frase cachonda que la ponemos de perfil del tuenti". Sino el típico borracho que bebe para olvidar. Odia y desprecia profundamente a su mujer, por un hecho que no puede revelarse. Se niega a darle hijos, se niega ni siquiera a rozarla, le da asco y pelusa su mujer. No obstante, la mujer quiere hijos y quiere ser amada. La mujer es una gatita, ronroneante, retozona, a la par que fría y bastante odiable.
La tensión se dispara, especialmente por un asunto de herencias. Nuestro borracho protagonista tiene un hermano, el clásico idiota clase-media americano, con mujercita y cientos de mocosos. El padre ama realmente a su borrachín hijo impotente, pero no quiere dilapidar su herencia. Además no quiere morirse..

En fin, es una obra maestra del teatro contemporaneo, punto pelota. Desde la primera página hay una tensión emotiva, y sobre todo sexual, que no para hasta el fin..

¡Léanla! Se pasa un muy buen mal rato :-)

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